22 oct 2007

LOS CIERVOS

En plena selva africana
entre hierbas y matojos
entre árboles frondosos
descubrí una gran charca
a la sombra de un gran árbol,
y cubierto por sus ramas
me propuse descansar.
De pronto y sin previo aviso
un estruendoso ruido
echó mis planes por tierra
y me apresté a vigilar.
¡Cuanta belleza emanaba!
aquél rebaño de ciervos
que con elásticos saltos
se acercaban a abrevar.
¡Qué cuadro, qué regalo tan hermoso!
Viendoles juguetear
chapuceando en las aguas,
no paraban de brincar
en plena naturaleza,
era digno de admirar...
¡De pronto la desbandada!
Unos por aquí, otros por allá,
presintiendo el gran peligro
que se cernía sobre ellos
y tratando de escapar.
Muchos lo conseguirían,
otros ya no saltarían más.
Los grandes depredadores
se tienen que alimentar
Tiene que perecer el débil
en este mundo animal.
Lo mismo que los humanos,
como en el mundo animal,
abusamos del más débil
para poder escalar,
y subir a lo más alto
aunque tengas que matar...
Las bestias lo hacen por hambre
para poder subsistir,
y los mal llamados humanos
por situarse mejor
y tener un buen vivir.
7/6/2007

LA WALQUIRIA Y SU CORCEL

En un brioso corcel
te ví galopando un día
¡qué grande fué mi alegría!
cuando pude contemplar
tu hermosa melena al viento
mecida por el aire de la tundra.
Cada salto de la bestia
tu largo pelo aireaba;
no lo pude remediar,
sentí como un ciervo en celo
las punzadas de el anhelo
por no poderte alcanzar.
Fué tan enorme el deseo
que cada noche te veo
por la tundra cabalgar.
Veo tu silueta viviente
caballo y walquiria volando
recortandose al trasluz
del temprano sol naciente.
¡Qué cosa tan llamativa!
¡Qué conjunto tan precioso!
Ver dos cuerpos tan hermosos
unidos con tanta armonía
que dudo si son de verdad.
Un sinfín de pensamientos
torturan mi febril mente
y no consigo reposo
desde el día que te ví.
No quisiera despertarme
teniendo que abrir los ojos
y se diluya la imagen
que atormenta mi sentir.
Deseo tenerte siempre
aunque solo sea en sueños
y contemplar tu hermosura
aunque tenga que sufrir.
Este deseo me agobia,
me trastorna la cabeza
de tan intensa manera
que no puedo resistir.
Es tan grande la obsesión
de que algún día seas mía
que esta bestia que en mi adentro
me está destrozando el pecho,
que me araña las entrañas
y no me deja vivir...
Poco a poco me consume
arrebatandome mi vida
y si Dios no lo remedia
tengo que morir por tí.

Vlcia. 2/3/07

EL OSO

Una tarde soleada
nos fuimos a merendar
en un claro muy hermoso
que existía en un pinar.
Allí, entre los verdes pinos
nos pusimos a montar
una coquetona mesa
con todas esas viandas
que nos iban a deleitar
mientras los niños jugaban.
Había mas gente allí
con las mismas intenciones
disfrutando de la tarde,
olvidando obligaciones...
De pronto les ví correr
¡gritando,llenos de miedo!
¿Acaso es que va a llover?
me pregunté a mis adentros
mientras mis ojos buscaban
algún motivo en el cielo.
No ví ninguna nube,
era una tarde tranquila
por eso no me explicaba
a santo de qué corrían.
Busqué en tierra el motivo
y no tardé en encontrarlo:
el motivo de la huída
era un enorme oso pardo.
Podía haber huído
como hicieron los demás
y correr con mi familia
para el pellejo salvar.
El oso se quedó mirando
sin atreverse a atacar;
me quedé petrificado,
mirandolo sin hablar.
El mismo miedo me hizo
muy pronto reaccionar.
Gesticulando y por señas
le quise hacer comprender
que de mi familia y yo
no tenía que temer.
Me miró con desconfianza
como sin saber que hacer,
ví que miraba la mesa...
¡Ah!¿lo que quieres es comer?
¡pues acércate, amigo!
te haré un sitio en la mesa
para saciar tu apetito
y me contarás tus quejas.
Contigo haré yo lo mismo
y lo haré con sutileza
para que ni siquiera pienses
que obro con ligereza,
¡pues mira, me caes muy bien!
Veo en tus ojos bondad
y creo que tus intenciones
van parejas a la mías
y las llevas escondidas
en tu enorme humanidad...
Disipé su desconfianza,
se sentó con nosotros
compartimos los manjares
con una sana armonía.
Hasta jugó con los niños
y otro niño parecía.
Esto viene a demostrar
que cuando tratamos al prójimo
con amor y con nobleza
hasta la mas fiera bestia
se convierte en una oveja,
y si adivina con su instinto
que tu sentir es sincero
y lo tratas con terneza
hasta el animal más fiero
puede compartir tu mesa
para celebrar contigo
el triunfo de la decencia
sobre los malos instintos
que llevan en la cabeza
algunos seres humanos
que me llenan de vergüenza.
Aprende del oso pardo
esta lección de grandeza
que enseña a compartir
con otros seres la mesa.
Vcia. 4/3/07