En plena selva africana
entre hierbas y matojos
entre árboles frondosos
descubrí una gran charca
a la sombra de un gran árbol,
y cubierto por sus ramas
me propuse descansar.
De pronto y sin previo aviso
un estruendoso ruido
echó mis planes por tierra
y me apresté a vigilar.
¡Cuanta belleza emanaba!
aquél rebaño de ciervos
que con elásticos saltos
se acercaban a abrevar.
¡Qué cuadro, qué regalo tan hermoso!
Viendoles juguetear
chapuceando en las aguas,
no paraban de brincar
en plena naturaleza,
era digno de admirar...
¡De pronto la desbandada!
Unos por aquí, otros por allá,
presintiendo el gran peligro
que se cernía sobre ellos
y tratando de escapar.
Muchos lo conseguirían,
otros ya no saltarían más.
Los grandes depredadores
se tienen que alimentar
Tiene que perecer el débil
en este mundo animal.
Lo mismo que los humanos,
como en el mundo animal,
abusamos del más débil
para poder escalar,
y subir a lo más alto
aunque tengas que matar...
Las bestias lo hacen por hambre
para poder subsistir,
y los mal llamados humanos
por situarse mejor
y tener un buen vivir.
2 comentarios:
Bueno, macho, ya tienes 3 de los 4. Mañana más. Me voy a cenar. Besos.
buen final del texto.tiene mucha razon.muchisima!
siga publicando!
saludos!
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