24 oct 2007

PARA EL AMOR DE MI VIDA

Una mente atormentada
fué la mía, vida mía,
hasta aquel bendito día
en que tú viniste a mí.
Desde entonces, cielo mío
siento una dicha infinita
que dentro de mí se agita
y cobra nueva vida en mí.
Ese ansia por vivir,
que despejó el horizonte,
ví las cosas más diáfanas,
cobra nuevos intereses,
este cuerpo por vivir.
Todo esto entre otras cosas
te agradezco, niña mía,
porque con tu sola entrega
has cambiado mi existir.
No me canso de adorarte
de darle gracias al Cielo
que al unir nuestros destinos
le dió vigor a mi cuerpo.
Y aunque sé que estoy despierto
es tan sublime mi dicha
que soñando creo estar.
Y creetelo, vida mía:
no imagino mi existencia
si agotaras tu querencia
y me llegas a olvidar.
¡Por Dios, que no suceda jamás!
Vlc. 22/2/2007

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