¡Déjala, no la despiertes! que duerma un poco más
contemplala sin recato,. pues es lo mas cerca de ella
que jamás podrás estar. ¡No interrumpas su sueño!
Deja que pueda soñar, con grandes praderas verdes
con ríos de gran caudal, con aves de mil colores
y el hermoso colorido del bello pavo real.
Que la endulcen con sus trinos. ¡Déjala que está soñando!
con ciervos y con gacelas, que con graciosos saltos
se van acercando al torrente, para poder abrevar.
No turbes su dulce sueño. Déjala, déjala soñar...
Hazle caso a tu conciencia, hazle caso una vez más.
No la fuerces que te quiera. ¡Eso no lo hará jamás!
¿Cuantas veces rechazado, me viniste a implorar?
a requerir mi consejo, por no poder soportar
el rechazo de tu amada, que no lo será ¡jamás!
Hazle caso a tu conciencia. Contentate en contemplar
y velar su dulce sueño, si la quieres de verdad.
¡No interrumpas su sueño y déjala descansar!
Temo que si la despiertas, hasta te tenga que odiar.
¡Déjala, no la despiertes! Con amor contemplala,
es lo mas cerca de ella, que jamás podrás estar.
Yo, que soy tu conciencia, te trataré de ayudar
para mitigar tu pena y la puedas olvidar.
Mientras muerdete los puños, y cesa de sollozar
ahoga tu profunda pena... Y déjala soñar.
Xilxes, julio 2007
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