26 sept 2007

EN OLOR A LA VERDAD

¿Qué queremos demostrar siguiendo viviendo juntos? ¿Acaso somos felices?

Y una mierda! Tú no me aguantas. Yo no te soporto.

¿Qué coño hacemos aguantando mutuamente?

Lo que piensen los demás a mí me importa un pimiento.

Solo me preocupa, y mucho, lo que hay puertas adentro.

¿Quién sería el iluso que dijo esta parrafada?:

"Y fueron felices y comieron perdices"

Vaya con el mequetrefe!

Ni fuimos felices ni desde que nos casamos he visto una puta perdiz ni aunque fuera volando.

A mi me da que ese tío lo dijo para molestarme.

"Tienes un genio endiablado"

Sí, ya sé... lo mismo me pasa a mí.

No podemos soportarnos ni de coña,¿pues que hacemos? ¿Nos seguimos peleando

para salvar nuestro ego, o nos liamos a tortas para calmar nuestros nervios?

Lo primero ya lo hicimos casi un millón de veces.

Lo segundo lo empezamos hoy va a hacer casi tres meses.

Busquemos alguna excusa de cara a la galería, que sea fácil de creer

a ver si de una puñetera vez, podemos vivir en paz; por supuesto que no juntos.

Tú no aguantas mi desidia. Lo mismo me pasa a mí.

Me acusas de muchas cosas, con tus aires de princesa

me pasa por la cabeza, que esto no va a acabar bien.

¿Que mis axilas despiden un olorcillo a vinagre? ¿Te has olido tú las tuyas?

¿Es que a tí por ser mujer, huelen las tuyas a rosas?

No lo vayas a creer, pues despiden un tufillo que ahuyenta a las mariposas.

Ya pasemos a lo vivo. No digamos mas sandeces.

Busquemos la solución que a los dos nos interese.

Por eso del qué dirán no debemos preocuparnos, pues ya nos tienen mas vistos

que a un mono en un escenario.

Es de dominio local que lo nuestro fue un fiasco, y tenía que acabar como carrera de galgo.

No siento pesar por ello, ni creo que lo sientas tú.

Pienso que es lo mejor para nuestra esclavitud.

¿Te imaginas vernos libres de esta maldita inquietud?

Sin riñas, sin discusiones, como seres racionales que dejan de repente de obrar como animales.

Dormiremos como niños, tranquilos, sin sobresaltos

cada uno en su nido, y quizás al despertarnos encontremos otras cosas que puedan recompensarnos de esta azarosa vida que a punto estuvo de matarnos.

¿Y de todo esto a quién culpamos?

A mí mismo por las prisas de meter en ese horno a calentar la salchicha.

Maldita sea la hora! Malditas sean las prisas!

Pudimos hacerlo bien y salir de la sartén antes que el aceite ardientenos quemara la cabeza.

¿Si no estaba preparado para estos menesteres, porqué te cogí en mis brazos y te llevé a la habitación?

Entré como un toro bravo, y salí como un bufón.

Fué allí que me dí cuenta de que nuestro matrimonio nos importaba un carajo,

y con estas perspectivas, nuestro mundo se fue abajo.


06/03/2007 VLC

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